Ya estoy por aquí chiquitines, la espera por fin llegó a su fin y aquí me tenéis de nuevo. Cada viernes me tendréis por aquí con un poquito más de mí, con un pedacito de mi corazón. Nos leemos.

domingo, 28 de junio de 2015

Día 30 sin ti.

Los días han ido pasando y van sumando,
Hasta llegar a treinta.
A treinta días,
Sin ti.



De mayo a junio. Un puto mes del calendario que no he pasado a tu lado y eso, es jodido.
Me acostumbré tanto a ti, a tu esencia, a tus besos, caricias, abrazos, sonrisas, te quiero(s), a todo. Y de un día a otro me lo quitas y desapareces de mi vida cual huracán en cualquier tormenta tropical. Sin avisar, sin dejar rastro de tu huída pero dejando miles de destrozos en mí  pero más en concreto en mi corazón. Lo dejaste completamente destrozado y ahora está cubierto por parches, puntos y tiritas de todas clases.

Pero aún así
siempre amaré que fueses ese huracán
de aquella tormenta tropical
que cambió mi vida a mejor.
Aunque sólo fuera por un instante.

De mayo a junio. Un mes más ha pasado. Todo ha cambiado. Aún me cuesta creerlo. No consigo superarlo por más que lo intento, no puedo y es frustrante. Muy frustrante porque te quiero, joder, aunque he de admitir que en este mes he conseguido odiarte, un poquito, por todo lo que me has hecho. Puede que esto no haya sido tu culpa, sé que no lo fue, pero tú fuiste quien tuvo la última palabra en todo momento y me hiciste daño. Tomaste una decisión difícil pensando que iba a ser lo mejor para ti, para mí, para los dos, para lo nuestro, pero te equivocaste y solo fue lo mejor para ti. Así me demostraste que actuaste como un completo egoísta y lo fuiste y lo eres.

Egoísta o no pero aún así,
te quiero,
y sé que me daría igual tener que volver a pasar por esto
si al fin te tengo de nuevo.

De mayo a junio. Treinta malditos días desde ese trágico veintitrés de mayo donde todo acabó y donde mi corazón se vistió de negro velando por un amor podrido que aunque me gustaría que floreciese de nuevo en la próxima primavera o en cada una de ellas pero sé que no será posible. Pues nuestro amor está muerto, incluso mucho más que eso, y por muchas primaveras que pasen que hagan florecer a todas las malditas flores que me recuerdan a ti no conseguirán florecer nuestro amor y eso, me duele.

Y hablando de primaveras,
si nuestro amor no estuviese tan muerto,
si al menos tuviera una mínima esperanza
que tanto me gustaría albergar
y más si se trata de ti,
de mí,
de lo nuestro (que ya no es)
pero si eso fuera así
y la primavera tuviera alguna solución
me encantaría hacerte
lo que la primavera hace con los cerezos.

De mayo a junio. Un maldito mes que ha pasado pero aún sigo penando por ello. No resurjo de mis cenizas cual ave fénix. Más quisiera yo poder ser tan fuerte y hacer eso de ‘borrón y cuenta nueva’ para poder empezar desde el principio con todo.

Pero lo que más me gustaría es poder empezar de 0
 junto a ti, de nuevo.
Aunque de eso, cariño,
ya sé que me tendría que estar olvidando.
Pero no lo hago
y me odio por ello.


Tan solo van treinta días
y cada vez suman más,
duele.

jueves, 25 de junio de 2015

Rima XXI

Y hablando de primaveras
y si me dejas mencionar a la poesía
y a uno de los grandes.
Si nuestro amor tuviera oportunidad
de florecer en la próxima primavera
o en cada una de ellas.
Como dijo, Neruda;
<<me encantaría hacerte
lo que la primavera hace con los cerezos.>>

Decimocuarto día.

6 de junio de 2015.
Recuerdo lo bonita que era Sevilla
cuando íbamos caminando por sus calles,
juntos y agarrados por las manos
y también queriéndonos y besándonos
en cualquier lugar perdido de Sevilla.
Aunque ahora que lo pienso
que triste debe de ser regresar allí,
a Sevilla,
y que tú no estés.
Que triste debe de ser
pasear de nuevo por sus calles
y que no estés agarrado a mi mano
que ni siquiera estés a mi lado,
que simplemente no estés,
ni aquí,
ni allí,
ni en Sevilla,
ni por sus calles,
ni en ninguna parte.
Sólo fuera de mi vida.
Y eso, cariño,
duele.

domingo, 21 de junio de 2015

Octavo día.

31 de mayo de 2015.
Es domingo y hace tres días que no te escribo
y ya tocaba hacerlo.
Dejé de escribirte el cuarto día.
Supongo que en el quinto, sexto y séptimo día
no he tenido tiempo para recordarte
quizá fue porque en esos cuatro primeros días,
sin ti,
me quitaste tanto tiempo
recordándote, llorándote y anhelándote
que ahora he tenido que recuperarlo de algún modo.
Y ese modo ha sido olvidándote un poco
y dejando de llorar por ti, para sonreír por mí un poquito más.
Para poder concentrarme de algún modo 
en algo que no sean tus caricias, besos y abrazos,
esos que me dabas cuando estábamos juntos.
Y ahora, escribiéndote,
me acordé de ti (de nuevo)
e intento retratarte en cada verso
cuando sé que no debería hacerlo
pero lo hago.
Cando debería de estar olvidándote,
pero paso de hacerlo
por lo menos por ahora.

Los domingos son para estar tristes, ¿no?
y también para recordarte y echarte de menos como antes
cuando tú también lo hacías
y hoy es domingo
hoy toca hacerlo.
Es domingo y al octavo día
te recuerdo (de nuevo).
Es domingo y al octavo día
después de olvidarte un poquito
vuelves a mí
y te escribo (de nuevo).

viernes, 19 de junio de 2015

A base.

Vivir a base del pasado,
a base de recuerdos rotos,
a base de fallos que volvería a repetir,
a base de errores que me hicieron aprender, 
a base de nostalgia,
a base de tristeza,
a base de noches y días llorando en soledad,
a base de tardes grises,
a base de veranos fríos e inviernos calientes,
a base de despedidas en plena primavera y de llegadas en cualquier otoño,
a base de tus besos, caricias y abrazos,
a base de tus te quiero y de tu último adiós que me rompió el corazón,
a base de catorces más que tristes sin él,
a base de huracanes y de tormentas de verano,
a base de estar enamorada de la persona menos oportuna,
a base de corazones rotos,
a base de distancias muertas,
a base de olvido sin querer olvidar,
a base de amigos tanto buenos como malos,
a base de esperanza y desilusión,
a base de estar jodida y de inmensas caídas,
a base de estar bien y mal,
a base de caer y tener heridas pero aún así levantarse,
a base de ir contracorriente y contrarreloj,
a base de fuerza,
a base de hostias,
a base de miedo,
a base de hacer el amor o follar o fallar o lo que quieras pero
a base de ti,
a base de poesía,
a base de estar sin ti,
a base de quererte con todo el alma,
a base de ser mi salvavidas,
a base de torturas,
a base de dolor,
a base de agonía.
Pero, el caso,
es vivir
y así lo hago yo.

sábado, 13 de junio de 2015

Cuarto día.

27 de mayo de 2015.
El tiempo pasa pero pasa despacio y eso, duele.
Duele porque no estás
y tú, sólo me dueles.
Pero ya me da igual.
Da igual que me duelas
que me hallas dejado sin lágrimas,
-de tanto llorarte-,
y con heridas en el corazón
que sólo se podrán curar a base de sal
para que duelan mientras se curan.
Y así no olvidar todo lo que puede doler mi corazón
después de estar partido.
Y así no olvidar todo el dolor que me causaste.
Y así no olvidar que me dejaste.
Mientras tú estás tan bien, sin mí;
y yo tan jodida, por ti.

martes, 9 de junio de 2015

Segundo día sin ti.

25 de mayo de 2015.
Sé que ha pasado poquísimo tiempo
pero lo siento, no puedo estar sin ti.
Fui una estúpida al engancharme de ti
como si fueras cualquier droga
y de hecho lo eras,
estaba tan enganchada a ti
que te necesito
tanto como al aire que respiro
e incluso más que a la poesía
y mira si eso es difícil
pues la poesía era lo único que me daba la vida 
aunque también me la quitaba.
Pero claro,
todo eso fue antes de ti
 y ahora,
ya solo me queda la poesía.

lunes, 8 de junio de 2015

Primer día sin ti.

24 de mayo de 2015.
Se hace duro esto de estar sin ti. Es más jodido de lo que pensaba.
Y que jodida es la vida sin ti,
sin tus putos buenos días 
y sin tus putas buenas noches, descansa mi niña pequeñita,
sin tus malditos te quiero y tus para siempre,
sin las ilusiones que me creadas
y principalmente,
sin ti.
Eso es lo que más me duele, estar sin ti.
Creo que me acostumbré demasiado a estar a tu lado,
a saber que siempre estabas ahí.
Me acostumbré demasiado a tenerte
y ahora no estás,
duele.
Me dueles. 

jueves, 4 de junio de 2015

Lo siento

Se que me he equivocado y lo siento.
Lo siento muchísimo
pero me sentía sola, muy sola.
Siento distancia entre tú y yo
pero no hablo solo de esos números odiosos
que nos separan
sino de la distancia
que de una forma u otra
nos está separando mucho más
que esos malditos kilómetros.
Distanciamiento.
No puedo más.
No quiero seguir soportando todo esto
pero a la vez si quiero
porque te quiero, muchísimo,
y te necesito, más aún.
Solo quiero que esto se solucione
y que todo pase
lo más rápido posible.
Lo siento,
lo siento muchísimo,
solo quiero que esta maldita distancia,
que es más poderosa
que esos malditos kilómetros
que por desgracia nos separan,
al fin desaparezca
para poder sentirte cerca (a mi lado)
de nuevo.