Hablemos de recuerdos bonitos en Sevilla y a su lado.
Cuando estábamos juntos,
cuando caminábamos de la mano,
cuando nos besábamos,
cuando éramos felices,
cuando éramos un nosotros y nadie más,
cuando éramos.
Recuerdo ese viaje,
nuestro viaje.
Ese que hice solo para verte,
para abrazarte,
para besarte,
para ser nosotros.
Ese magnífico viaje a Sevilla,
volvamos allí,
de la mano y caminando por todas sus calles.
Vayamos de nuevo a Plaza España,
a pasear por María Luisa
y ver sus patos,
a comer y visitar tiendas en Nervión
o en cualquier rincón,
a cruzar el puente de Triana,
a pasar por la Torre del Oro,
a ver el Guadalquivir,
a visitar La Seta,
a mirar la fachada de la Catedral.
O vayamos a perdernos
descubriendo y encontrándonos;
enamorándome de ella,
de Sevilla,
y muchísimo más de ti
entre sus pequeñas y antiguas calles.
Vamos a recordar cada momento
cada beso,
cada abrazo,
cada caricia,
cada sentimiento
y todas las risas.
Porque todo eran risas
y sonrisas pronunciadas en silencio
entre nuestros labios,
entre besos.
Que bonito es recordar y que duela
pero solo un poco
porque ya pasó,
porque no va a volver,
porque no hay nada,
porque se acabó,
porque fin.
Pero es bonito
porque me hizo feliz
aunque ahora duela.
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