Ya estoy por aquí chiquitines, la espera por fin llegó a su fin y aquí me tenéis de nuevo. Cada viernes me tendréis por aquí con un poquito más de mí, con un pedacito de mi corazón. Nos leemos.

miércoles, 18 de octubre de 2023

Chica revolucionaria.

Ella, ella era una chica de las más bonitas que he conocido, por fuera pero sobre todo por dentro. Por dentro es más que preciosa. Aunque ella no lo veía, no lo ve. Era incapaz de verlo pues estaba ciega, para sí misma. La revolución interna que constantemente luchaba día a día esta chica revolucionaria la había dejado así, con los ojos solo para sus conflictos y luchas internas pero no para ver lo bonita que es tanto por dentro como por fuera.
Y sí, ella es una verdadera chica revolucionaria de las que llevan su lema por bandera aunque esta estuviera pisoteada, por los demás. Luchaba, lucha y luchará por lo que quiere, por lo que vale la pena y por los demás. 
Es una de esas chicas a las que no le importaba nada y que pena me da escribir esto en pasado pues ella era una verdadera chica revolucionaria, con sus virtudes y sus defectos. Recuerdo que ella siempre decía que tenía más de lo segundo que de lo primero pero ahora, directamente, sólo dice que tiene miles de defectos y ni una sola virtud. Me jode que piense así porque ella sabe que tiene mil y una virtudes como esa maravillosa sonrisa que tiene y que brinda a los demás hasta en sus peores días, o esa bondad inmensa y ese jodido corazón que aunque muchos capullos se lo hayan hecho añicos no le cabe en el pecho, o esa brillante fuerza que es sobrecogedora y que muchos desearían tener aunque ella piense que es muy débil pero lo es porque ha sido fuerte durante mucho, muchísimo tiempo y ya se está cansada pero sigue siendo fuerte.
Ella, simplemente es perfecta y no sé da cuenta de ello.
Ojalá llegue a su vida un príncipe que le haga ver lo maravillosa que es e incluso que le haga elegir si república o monarquía, por eso de ser revolucionaria y roja a la vez. Al igual que ojalá llegue pronto y así que no se crucen muchos capullos por su camino de esos que no son de flor que la destrozan, le hacen el corazón añicos y le roban esa maravillosa sonrisa que tiene. Ojalá y pronto vuelva a ser la misma chica de antes, la chica que conocí hace tiempo y que derrochaba felicidad y alegría por los cuatro costados. Ojalá vuelva a ser aquella chica que aunque revolucionaria regalaba sonrisas verdaderas a todos, incluso a sus enemigos.
Recuerdo cuando la conocí. Iba con un precioso vestido que creo que era amarillo pero no lo recuerdo del todo, llevaba unos tacones negros que le hacían segura de sí misma (se le podía ver en su mirada) y llevaba un rojo de labios que hipnotizaba a todo aquel que lo mirase pero no por el rojo sino por sus labios. Recuerdo que sonreía (¡de verdad!) y se la veía feliz. Realmente feliz.
Tiempo después, ahora, es toda una antítesis de ella misma. Todo ha cambiado demasiado, hasta ella. Aunque hay cosas, pequeñas cosas, que siguen igual. Se sigue poniendo ese rojo de labios pero ya no es feliz ni sonríe de verdad ni derrocha felicidad y alegría por los cuatro costados. Es triste, muy triste pero cierto.
Ha cambiado mucho, tanto que ya no es la chica revolucionaria que conocí pero gracias a ello, a la vida, está más revolucionaria que nunca, con su interior y consigo misma y se ciega tanto en ello que no puede ver más allá. Por eso siempre acaba con capullos que no son de flor pero la engañan y le hacen polvo el corazón. No se da cuenta de que con su sonrisa enamora y que más de un chico mataría por estar con esta chica revolucionaria más revolucionaria que nunca porque eso la hace incluso más bonita y ya os digo yo que es perfecta con su rojo de labios, con su sonrisa, con su mirada, con su vestido amarillo, con sus tacones negros, con sus virtudes y sobre todo con sus defectos, con todo, es perfecta.
Ojalá lo vea ella y deje de mirar a la revolución que hay en su interior para fijarse en sí misma, por dentro y por fuera, porque verdaderamente es preciosa, se mire por donde se mire.
Y yo le digo a ella, a la pequeña chica revolucionaria de rojo de labios, vestido amarillo y tacones negros que viva la vida, que se levante el vestido y empiece a bailar, a sonreír, a disfrutar y a querer pero sobre todo a que la quieran.
Me dirijo a ti, pequeña revolucionaria, vive aunque sea en constante revolución pero vive con ella pero ante todo sé feliz con tu pequeña (o tu gran) revolución.

jueves, 19 de abril de 2018

Te escribo

Te escribo esto,
a destiempo y a deshoras
pensando en todo el tiempo
que me gustaría pasar a tu lado
pero ni siquiera puedo definirlo.
Me pasaría toda la vida,
mortal e inmortal,
toda la eternidad
o incluso tres, cuatro...
Las que hagan falta
y te aseguro, mi vida,
que nunca,
nunca me cansaría de ti.

Te escribo esto,
anhelándote y anhelando
tus abrazos,
tus caricias,
tus besos,
tu sonrisa,
tus "te quiero"...
Y mucho más.

Te escribo esto,
mientras mi cuerpo se muere,
poco a poco,
por ser rozado por ti,
de nuevo.
Mi piel añora el tacto
de la tuya
y echo de menos
que tus dedos recorran cada centímetro
de
mi
piel
desnuda.

Te escribo esto,
mientras echo de menos
estar agarrada a tu mano
o simplemente,
estar entre tus brazos
y es que allí
en tus brazos,
es donde más segura me siento
y también,
mi lugar favorito del mundo.

Te escribo esto,
mientras echo de menos
los días a ti lado
u también las noches
-sobre todo las noches-
donde todo eran risas
y sonrisas en silencio.

Te escribo esto,
mientras echo de menos
poder escuchar tu corazón 
mientras te abrazo
o mientras estoy recostada en tu pecho.
Y es que eso,
escuchar tu corazón,
lo echo muchísimo de menos
al que echo mucho de menos
ponerme de puntillas
para poder alcanzar
el néctar de tus labios
a la hora de fundirnos
en un beso.

Te escribo esto,
mientras echo de menos
poder mirarte directamente a los ojos.
Esos maravillosos ojos
del mismo color de las hojas,
en otoño,
cuando se caen.
Y es que echo de menos
esa maravillosa mirada
esa, que me vuelve loca
con la que me dices "te quiero"
con solo mirarme.

Te escribo esto,
mientras echo de menos
tus besos con lengua.
Tus besos...
Tu lengua...
Y es que echo de menos
los buenos días con besos,
los besos por sorpresa
-o por cualquier otra cosa-,
los besos en el cuello,
en la mejilla,
en la mano
o en cualquier lugar,
los besos más apasionados,
los más dulces,
los más niños,
e incluso,
los besos con mordida
cuando me querías
-te quería-
quitar el labio
y, a veces,
lo conseguías
-lo conseguía-.

Te escribo esto,
estando lejos...,
te escribo.

domingo, 16 de abril de 2017

Sin título II

Miras por la ventana y todo ha cambiado
nunca has visto un campo nevado
los últimos copos de nieve
se derriten por los primeros rayos
de la primavera.

-Ya llega la primavera-

Una noche de metamorfosis para un gusano
significa que será mariposa;
una noche de metamorfosis para mí
es dejar de ser poeta.
Y ser feliz.
Dejar de ahogarme en letras
que me ahogan y no me salvan.
Tener naufragio sin mar.
Una nota sin voz.
Un día sin sol.
Una noche sin luna.
Una primavera sin flores.
Un verano sin calor.
Un otoño sin hojas.
Un invierno sin escarcha.
Una vida, sin amor.

viernes, 27 de enero de 2017

Sin título I

Poeta busca inspiración que no encuentra.
Musa sin artista
que desea ser poeta.
Mundo patas arriba
y no son las mías apunto de follar
(apunto de hacer el amor [contigo]).
Realidad sin control
y sueños controlados
sin sueño ni pasión.
Noches de sudor
y días fríos
en los que sólo quiero estar contigo
donde sólo quiero tu calor
donde sólo quiero hogar
donde tú eres mi hogar
porque tú eres casa, eres hogar, eres mi vida.

viernes, 20 de enero de 2017

Miedo en las entrañas

Miedo
A tener en las entrañas
Algo que anhele vida,
A tener que crecer más rápido,
A tener que apartar mi vida
Por otra.
Dejar planes y hacer otros deprisa
Intentar vivir todo lo que nos quedó
Pero que no pudimos vivir
Y aún no lo sabemos
Pero es el placer quien nos concedió este miedo
Fue la pasión,
La lujuria quien casi lo hizo realidad
Y ahora,
Ahora solo queda esperar
A que la naturaleza siga su curso
Y desear que un río rojo -de sangre-
Arranque de estas entrañas,
De mis entrañas,
Cualquier ser que se agarre a la vida.
Que quiero ser egoísta
Y solo me quiero a mí
Pero tan poco
Qué no podría querer a otro más -de mí-.

viernes, 24 de junio de 2016

Reseña: Si tú me dices ven lo dejo todo... Pero dime ven de Albert Espinosa.

Título: Si tú me dices ven lo dejo todo... Pero dime ven.
Autor: Albert Espinosa.
Editorial: DEBOLS!LLO.
Libro: Único.
Formato: De bolsillo y tapa blanda.
Páginas: 201.
ISBN: 978-84-9032-344-1
Sinopsis:
Cuando crees que conoces todas las respuestas llega el Universo y te cambia todas las preguntas...
Dani se dedica a buscar niños desaparecidos. En el mismo instante en que su pareja hace las maletas para abandonarlo, recibe la llamada de teléfono de un padre que, desesperado, le pide ayuda.
El caso lo conducirá a Capri, lugar en que aflorarán recuerdos de su niñez y de los dos personajes que marcaron su vida: el Sr. Martín y George. El reencuentro con el pasado llevará a Dani a reflexionar sobre su vida, sobre la historia de amor con su pareja y sobre las cosas que realmente importan.


Opinión personal:
A decir verdad tenía muchas expectativas puestas en este libro por el autor ya que he seguido la serie de 'Pulseras rojas' y quería leer algo suyo. Si no hubiese tenido tan altas las expectativas seguro que este libro me hubiera encantado muchísimo más.
Lo bueno que tiene el libro y lo que me encantó es la forma en la que está escrito y en como puede cambiar la historia, en un capítulo puedes revivir la infancia de Dani y en el otro puedes estar conociendo el porqué de su ruptura o como es su trabajo. La lectura se hace amena y rápida y la verdad es que engancha.
Otra cosa que me gusta mucho es la titulación de los capítulos del cual mi preferido es el del segundo y dice "Es difícil gozar de un <<Te quiero>> propio."

A decir verdad me esperaba un libro con una historia totalmente distinta, quizá porque el título es muy romántico y la verdad que me sorprendió mucho que empezará con una ruptura y que a eso le siguiera la desaparición de un niño en Capri, una isla muy importante para el protagonista y por ello empieza a recordar anécdotas de su infancia que me gustaron mucho. 
Esas anécdotas de las que hablo aportan mucho y tienen grandísimos valores y en gran parte recomiendo este libro solo por esas anécdotas.
Del final tengo que destacar que esperaba muchísimo más y que no me gustó mucho. Me hubiese esperado algo más y en eso me decepcionó bastante por lo demás no me puedo quejar. Me gustaría leer más de Albert y tal vez algún día me atreva.

Puntuación:
-2'75/5- Esperaba mucho más y el autor me decepcionó un poco.

Citas:
"-¿Nunca has parado el mundo? 
-¿Qué es parar el mundo? 
-Parar el mundo es decidir conscientemente que vas a salir de él para mejorarte y mejorarlo. Para poder moverte y moverlo mejor. En ese tiempo debes intentar que nadie ni nada te cree problemas. Alimentarte de buena literatura, de buen cine y, sobre todo, de la conversación de una única persona que te inspire en este mundo. ¿Y sabes qué...? 
-¿Qué?-dije emocionado y fascinado. 
-Luego el mundo te premia. El universo conspira a favor de los que lo mueven. Y ésos son los que lo paran."

viernes, 17 de junio de 2016

101 poemas

Tengo empezados 101 poemas
guardados en borradores
sin acabar
a medias
con un final abierto y cambiante.
Sin el punto que da fin a todo.

¿Qué hacer cuando la inspiración te aspira,
te ahoga
y no sale?
Acumular poemas
y más poemas
sin terminar,
sin darle ese toque final.
Ese toque que sin  saberlo,
directa o indirectamente,
me ayudas a ponerlo.
Porque eres tú quien aparece
de forma directa o indirecta
en cada uno de mis malditos escritos.

¿Qué hacer cuando te veo de nuevo,
cuando apareces en mis sueños,
cuando estás en mis pensamientos
y no te vas?
Y de repente
apareces en mis poemas y no lo sé
pero ya podría darle ese maldito toque
para darle fin a todo,
a esos 101 poemas
escritos en borradores.
Pero no es lo mismo si tú no estás aquí,
a mi lado.

Aún estando ausente
apareces en cualquier pequeño detalle
en toda locura
-por todas las locuras
que hemos hecho, pasado y vivido
juntos-.
Y te echo de menos.

¿Estarías dispuesto a volver a tropezar
conmigo?
Sí, con aquella piedra que nos hizo caer,
a los dos.
Sí, con aquella piedra que hizo
separarnos.
Si, con aquella piedra que te hizo vencer 
-a ti, a mí, a los dos (nosotros)-.