Ya estoy por aquí chiquitines, la espera por fin llegó a su fin y aquí me tenéis de nuevo. Cada viernes me tendréis por aquí con un poquito más de mí, con un pedacito de mi corazón. Nos leemos.

viernes, 24 de junio de 2016

Reseña: Si tú me dices ven lo dejo todo... Pero dime ven de Albert Espinosa.

Título: Si tú me dices ven lo dejo todo... Pero dime ven.
Autor: Albert Espinosa.
Editorial: DEBOLS!LLO.
Libro: Único.
Formato: De bolsillo y tapa blanda.
Páginas: 201.
ISBN: 978-84-9032-344-1
Sinopsis:
Cuando crees que conoces todas las respuestas llega el Universo y te cambia todas las preguntas...
Dani se dedica a buscar niños desaparecidos. En el mismo instante en que su pareja hace las maletas para abandonarlo, recibe la llamada de teléfono de un padre que, desesperado, le pide ayuda.
El caso lo conducirá a Capri, lugar en que aflorarán recuerdos de su niñez y de los dos personajes que marcaron su vida: el Sr. Martín y George. El reencuentro con el pasado llevará a Dani a reflexionar sobre su vida, sobre la historia de amor con su pareja y sobre las cosas que realmente importan.


Opinión personal:
A decir verdad tenía muchas expectativas puestas en este libro por el autor ya que he seguido la serie de 'Pulseras rojas' y quería leer algo suyo. Si no hubiese tenido tan altas las expectativas seguro que este libro me hubiera encantado muchísimo más.
Lo bueno que tiene el libro y lo que me encantó es la forma en la que está escrito y en como puede cambiar la historia, en un capítulo puedes revivir la infancia de Dani y en el otro puedes estar conociendo el porqué de su ruptura o como es su trabajo. La lectura se hace amena y rápida y la verdad es que engancha.
Otra cosa que me gusta mucho es la titulación de los capítulos del cual mi preferido es el del segundo y dice "Es difícil gozar de un <<Te quiero>> propio."

A decir verdad me esperaba un libro con una historia totalmente distinta, quizá porque el título es muy romántico y la verdad que me sorprendió mucho que empezará con una ruptura y que a eso le siguiera la desaparición de un niño en Capri, una isla muy importante para el protagonista y por ello empieza a recordar anécdotas de su infancia que me gustaron mucho. 
Esas anécdotas de las que hablo aportan mucho y tienen grandísimos valores y en gran parte recomiendo este libro solo por esas anécdotas.
Del final tengo que destacar que esperaba muchísimo más y que no me gustó mucho. Me hubiese esperado algo más y en eso me decepcionó bastante por lo demás no me puedo quejar. Me gustaría leer más de Albert y tal vez algún día me atreva.

Puntuación:
-2'75/5- Esperaba mucho más y el autor me decepcionó un poco.

Citas:
"-¿Nunca has parado el mundo? 
-¿Qué es parar el mundo? 
-Parar el mundo es decidir conscientemente que vas a salir de él para mejorarte y mejorarlo. Para poder moverte y moverlo mejor. En ese tiempo debes intentar que nadie ni nada te cree problemas. Alimentarte de buena literatura, de buen cine y, sobre todo, de la conversación de una única persona que te inspire en este mundo. ¿Y sabes qué...? 
-¿Qué?-dije emocionado y fascinado. 
-Luego el mundo te premia. El universo conspira a favor de los que lo mueven. Y ésos son los que lo paran."

viernes, 17 de junio de 2016

101 poemas

Tengo empezados 101 poemas
guardados en borradores
sin acabar
a medias
con un final abierto y cambiante.
Sin el punto que da fin a todo.

¿Qué hacer cuando la inspiración te aspira,
te ahoga
y no sale?
Acumular poemas
y más poemas
sin terminar,
sin darle ese toque final.
Ese toque que sin  saberlo,
directa o indirectamente,
me ayudas a ponerlo.
Porque eres tú quien aparece
de forma directa o indirecta
en cada uno de mis malditos escritos.

¿Qué hacer cuando te veo de nuevo,
cuando apareces en mis sueños,
cuando estás en mis pensamientos
y no te vas?
Y de repente
apareces en mis poemas y no lo sé
pero ya podría darle ese maldito toque
para darle fin a todo,
a esos 101 poemas
escritos en borradores.
Pero no es lo mismo si tú no estás aquí,
a mi lado.

Aún estando ausente
apareces en cualquier pequeño detalle
en toda locura
-por todas las locuras
que hemos hecho, pasado y vivido
juntos-.
Y te echo de menos.

¿Estarías dispuesto a volver a tropezar
conmigo?
Sí, con aquella piedra que nos hizo caer,
a los dos.
Sí, con aquella piedra que hizo
separarnos.
Si, con aquella piedra que te hizo vencer 
-a ti, a mí, a los dos (nosotros)-.

viernes, 10 de junio de 2016

Poesía
agradecer con ella
todo pero absolutamente todo
lo que me ha dado.

Que sin ella yo no sería.
Que sin ella yo no soy.
Que sin ella, no seré.

Que ella es todo
y todo es ella,
sin más
ni más
ni menos,
es todo,
es mi vida.

Que por ella,
no por nadie,
por mi madre
mi vida doy
porque ella es ella
porque ella es poesía
y todo lo que quiero hacer con ella.

Ella,
que me enseñó a reír y llorar,
a ser fuerte y luchar,
luchar, luchar, luchar,
a caer y levantar,
a seguir y caminar,
a ser fuerte y sonreír.
Ser.
Feliz.
Ella.

A ser feliz con ella
a su lado y no más
junto a lo más bonito 
que me ha dado
que es como ella
porque mi pequeña
al igual que su madre
y la mía
-la nuestra-
es poesía,
es ella
la que me dio la vida
y a ella, le debo todo.

Este poema fue una colaboración Especial día del libro para el blog de @Ripollandrea6 junto a un montón de gente bien bonita que podéis (y debéis) ir a ver. Espero que os guste al igual que todos los demás poemas de mis compañeros.

viernes, 3 de junio de 2016

Pantallas.

Hoy día todos nos escondemos detrás de una pantalla
incluso a la hora de amar.
Pero eso, queridos,
no es amar
ni es amor.

No se puede esconder el amor
tras una pantalla.
Que los te quiero
sólo son mensajes -vacíos-
en lugar de susurros en tu oído.
Que las citas se queden
en unos simples mensajes
a través de WhatsApp
sin sentido.
Que el sexo se quede sólo
en unas vulgares fotografías
que mandas a tu pareja
para que ella
haga todo el trabajo sola.
Todo está perdido.

¿Dónde quedaron todos los enamorados?
Aquellos,
que eran unos románticos empedernidos
que creían más en el amar
que en el propio amor.
¿Dónde quedaron los pequeños detalles?
Esos,
que aunque fueran locuras
se disfrutaban
sin mesura.
¿Dónde fueron los besos furtivos?
que con tanto emoticono
se han perdido.
¿Dónde quedaron las tardes
a tu lado
y los paseos de la mano?
¿Dónde quedaron los gruñidos,
los gemidos
y los gritos ahogados
hasta llegar al orgasmo?
Dónde quedó ese amor de antes.
¿Dónde quedó lo que echo de menos
pero que nunca viví?

Todo, a dejado de ser real
por culpa de lo virtual
pero ¡qué barbaridad!
Aunque no nos guste
volvamos a la realidad
para dejar todas las pantallas
atrás. 

lunes, 21 de marzo de 2016

Semana S(in)ant(i)a

La tristeza me invade
conforme van pasando años.
No puedo creer
que en tan solo un suspiro
todo haya pasado.
No puedo creer
que ya no estás
-aquí-
ni que en esta
maldita Semana Santa
me perderé a Sevilla
pero no por sus pasos
ni por sus procesiones
-yo no soy de esas-
sino por no poder caminar
de tu mano
por sus calles.
Por no poder descubrir
Plaza de España
a tu lado
-de nuevo-
como en aquella semana
en la que estuvimos juntos.
Ni pasear por cada recoveco
que nos queda
por descubrir 
en Sevilla.
Junto a ti
con la misma ilusión
que tienen los niños
con unos zapatos nuevos.
Solo que yo,
la ilusión la tengo
cuando te veo sonreír(me)
mientras caminábamos de la mano.

Parece mentira
que haya pasado tanto
-tiempo-
entre los dos,
separados,
pero, qué le hago.
Lo decidiste tú,
así.

Parece mentira
que tantos recuerdos,
tantos momentos,
tantos sentimientos
y emociones
tengan cabida
en un solo y único
suspiro
de tan sólo un segundo
-olvidado-
a lo largo del tiempo.

Parece mentira
que ya haya pasado 
todo un invierno.
Un maldito invierno
sin tu calor,
sin tu amor,
sin ti.
Para dar comienzo
a esta primavera
que puede que sea
feliz.

Recién empieza la primavera
y tú no estás.
Primera primavera
que paso sin ti
después de conocerte.
Y de nuevo,
te echo de menos
y ¿te quiero?
No lo sé,
quizás.
Yo solo quiero hacerte
lo que la primavera 
hace con los cerezos.
Pero ni yo soy Neruda
ni la primavera
está conmigo.

¿Te sigo amando
como en aquel diciembre
que entraste a mi vida?
No tengo respuesta.
Quizás,
sea esa la única respuesta
que puedo usar contigo.

Quizás
como con todo
ni me atrevo
-a decirlo.-

domingo, 6 de marzo de 2016

Volviste tormenta.

Volviste un domingo de madrugada
y ya eran pasadas las cinco
después de estar cinco días pensando
en si hablarte, o no,
y en como hacerlo.
Pero no lo hice.
Te adelantaste,
pidiendo perdón,
y no sabes cuanto lo agradezco.
Porque necesitaba de ti
y también, pedirte perdón
como no pude hacerlo
en ese jodido instante
cuando ocurrió todo.
Perdón por ese maldito texto que escribí
otro domingo de madrugada
cerca de las dos o las tres
o justo en ese tramo horario,
no lo recuerdo bien,
pero de Marzo
un mes bastante pasado.

Hace seis meses,
medio puto año,
que escribí ese maldito texto
que quizá y solo quizá
no debería de haber escrito nunca
porque te hizo daño,
o eso creo,
y eso no me lo perdono.
Que las letras hacen daño
pero sólo a mí, poeta,
y no a la musa
o a ese jodido chico, tormenta,
a quien le escribo.
O quizá y solo quizá
si que debería de haber escrito
ese maldito texto
porque me desahogué
pensando en ti, tormenta,
que aunque te dije,
aléjate de mí y de mi vida,
también te dije,
lo mucho que te quería 
y quiero,
al igual que hablé de ese amor,
nuestro amor,
imposible pero predestinado
que va soplando velas
e incumpliendo deseos
en cada Diciembre
porque en este
ya van siete jodidos años
enamorada de ti pero no contigo.

Pero aún así me equivoqué.
Me equivoqué con ese maldito texto
pero menos mal que llegaste
un domingo de madrugada
pero de Agosto.

Llegaste,
pidiéndome perdón
que no entiendo ni entendí
el porqué de aquello.
Porque se equivocó poeta
y no tormenta.

Pero volviste de nuevo
en Agosto, 
en domingo
y de madrugada
para salvarme,
tormenta,
de otro domingo y sus putadas.
Y volviste a mi vida
con tu amor y con el mío,
de nuevo,
haciéndome recordar ese amor
y todos los huracanes
repletos de recuerdos contigo
cuando te volvías tormenta,
tormenta de verano,
y los traías contigo.

Y gracias a ello,
a tu regreso,
a ese domingo de madrugada en Agosto,
a tus tormentas de verano
junto a esos huracanes
llenos de recuerdos que traen de nuevo a mí
nuestro amor imposible pero predestinado
y gracias a ello,
puede decirte, de nuevo,
que te quiero, tormenta,
en Diciembre o en verano.


Poema integrado en la antología de poetas jóvenes andaluces de Jaén "Después de veintitantos casi treinta" de Ediciones en huida. Podéis encontrarla aquí.

domingo, 14 de febrero de 2016

San Valentín.

Qué rápido pasa el tiempo, ¿no? Hoy quiero contar algo, reflexionar y si puedo que reflexionéis conmigo. Podéis contarme cosas bonitas, como esta, en los comentarios. Os cuento.
Hace un año, un simple año, todo pero absolutamente todo era distinto. Ahora, cuando estoy escribiendo esto es la víspera de San Valentín bueno son la una y dos minutos de la madrugada así que estoy equivocada. Es San Valentín.
Hace un año tenía algo con un chico, Alberto, y no sabía nada de lo que iba a pasar en este día. Pensaba que iba a ser un día normal, un San Valentín como otro cualquiera, como un día sin más. Lo único que sería diferente sería una llamada de buenos días de Alberto y poco más. O eso creía.
Llegó esa mañana y yo me hice el desayuno, una taza de leche con cereales, cuando de repente suena mi móvil y es él. Subí a mi habitación para poder hablar y por lo que me decía tenía la impresión de que iba a suceder algo y así fue. Me dijo que bajara y le abriera la puerta que estaba aquí y yo no le creía hasta que miré por la ventana y le vi, estaba allí, enfrente de mi casa. No me lo podía creer así que acto seguido me cambié y bajé las escaleras tan rápido que ni a día de hoy comprendo como pude hacerlo sin caerme en el intento. Cuando le dije a mi madre totalmente emocionada que Alberto estaba aquí tampoco lo creía y bueno como es de esperar abrí la puerta y me fui corriendo hacía él. Y si os pensáis que lo primero que hice al verlo fue besarle pues no lo se, creo que le abracé y para mí un abrazo es mucho más especial que un beso. Pasé el día junto a él principalmente y junto a Fran, un amigo suyo y Andrea, mi amiga.
Ese día fue maravilloso. Me regaló un diario, nuestro diario. En él estaba escrita nuestra historia, el principio de todo y que bonito era. El final de aquellas primeras páginas escritas era una pregunta que sólo tenía una posible respuesta: comenzar una historia que escribiriamos a versos o a besos. Y que bonito era hacerlo, vivirlo y escribirlo todo.
Primer San Valentín que no pasaba sola. A día de hoy sigo pensando que es la mayor locura que han hecho por mí. Montarse en un coche, hacer 258 kilómetros sólo para verme y aquella locura comenzó un 27 de diciembre de 2014 tras conocernos tan sólo siete días antes, un 20 de diciembre de ese mismo año. Pero es que encima hacerlo en secreto y un día de San Valentín sólo para darme una sorpresa, no tiene nombre.
Echo de menos esas pequeñas locuras que me hacían feliz, esos pequeños detalles, aquellas cosas tan nuestras que nunca llegaron. Quizá no debería de estar escribiendo esto y quizá debería dejar de llorar para ponerme a sonreír e irme a dormir que ojalá cuando me despierte y mire por la ventana éste allí. Aunque eso es mucho pedir. Sólo pido que alguien me quiera, que me haga feliz con pequeñas tonterías y pequeños detalles, que haga locuras por mí y conmigo, que me ayude a sonreír y a vivir porque a veces, cuesta.

viernes, 22 de enero de 2016

Felicidad o algo así.

Cuando eres feliz a rabiar y vuelves a sonreír y reír de verdad, como si fueras una niña pequeña a la que no le importa nada ni nadie porque vive en su mundo de fantasía; como si fueras una niña pequeña viviendo entre sueños de algodón de azúcar estando siempre feliz y siendo toda felicidad; como si fueras -de nuevo- la niña pequeña que un día fuiste pero que dejaste atrás por tanta tristeza, por tanto capullo que no es de flor pero que roba primaveras, por tu corazón roto que nunca volverá a latir como la primera vez, por las tormentas de verano que no cayeron en verano pero sí en diciembre, por las primaveras perdidas y por no hacer -como dijo Neruda- lo que la primavera hace con los cerezos pero no con esos capullos que no son de flor, ni con los demás; solo con nosotros mismos, para hacernos felices de verdad o al menos; intentarlo.


Sí, soy yo; feliz.

viernes, 15 de enero de 2016

No quiero volver a tropezar.

No quiero volver a tropezar
con la misma piedra,
con aquella primera vez,
con aquella tormenta,
con aquel chico que me amó,
de verdad, 
o eso creo.

Pero es inevitable recordar,
echar de menos
y querer regresar
a todo aquello.

Volver a querer.
Volver a hacerme daño.
Volver a tropezar
y darme la hostia
que en su día
ya me dí.

Quiero hacerme la fuerte
y enamorarme de nuevo
pero no puedo
sin desenamorarme primero
de ti.
Pero ya sé
que no puedo.

Has sido la tormenta,
de verano,
que me caló
en pleno diciembre
que regresa
y que se va
entrando a mi corazón
mojándolo todo
para luego irte.

Y que triste todo cuando no estás,
cuando te vas y no regresas
y me dejas mojada,
calada hasta los huesos
hasta lo más profundo
de mi alma,
sola,
sin ti,
sin tormentas
y lo más triste aún;
sin MÍ.