Ya estoy por aquí chiquitines, la espera por fin llegó a su fin y aquí me tenéis de nuevo. Cada viernes me tendréis por aquí con un poquito más de mí, con un pedacito de mi corazón. Nos leemos.

jueves, 30 de julio de 2015

¿lo recuerdas?

Hoy me apetece escribirte bonito y olvidar las cosas tristes. Hoy quiero centrarme en el amor, en el amor verdadero. En el amor verdadero que ojalá hubiese sido el nuestro, pero no, aunque por mi parte sí que lo fue. Si hubiese sido así entre ambos bandos, entre tú y yo, entre los dos, todo hubiese sido muy distinto a como es ahora o igual a como hace unos meses. Seguiríamos sumando meses juntos y restando días para vernos (de nuevo). Pero ya, ¿qué más da? Lo hiciste para bien o para mal, por suerte o por desgracia, por ti o por mí, pero lo hiciste. Aunque ya da igual. Tiene que darme igual porque así al menos lo voy 'superando' o al menos eso intento y aunque al principio no conseguí nada, ahora más o menos, poco a poco, lo voy superando. Pero... joder, no estoy aquí para hablar de ello. Siempre acabo igual, hablando de esta maldita ruptura que aún me pesa aunque no quiera admitirlo pero lo sigue haciendo y me hace daño pero cada vez, menos.

He venido aquí para escribirte una de las muchas cartas, poemas, textos o confesiones, llámalo como quieras, que nunca leerás. Aunque con una pequeña diferencia, esta pequeña parte de mí (o más bien de lo que éramos) que quedará escrita quiero que sea bonita aunque en estos momentos solo me invade la tristeza que es bonita y tiene su belleza pero sé que no la admiras. Por eso sería un desperdicio que te escribiera algo triste pero bonito porque sé que no lo ibas a apreciar.

Hoy quiero recordar y no ponerme triste, será difícil. Quiero recordar los buenos momentos a tu lado y lo bonito que era estar junto a ti. Quiero recordar todas las veces que me cogiste de la mano, cada beso que me diste y todos esos abrazos al igual que las caricias. Quiero recordar los nervios previos al verte al igual que los nervios que se quedaban en mí después de tu llegada, al estar a tu lado. Quiero recordar ese primer abrazo cuando llegabas al igual que el último beso que me dabas justo antes de montarte en el coche para marcharte. Quiero recordar toda esa semana a tu lado, los besos de buenas noches, los desayunos en la cama llenos de besos, las madrugadas que pasábamos abrazados, nuestros juegos por la calle o por cualquier otro lugar, tus clases de matemáticas, el día que conocí a parte de tu familia, el día que nos perdimos por Sevilla pero nos encontramos, todos los viajes juntos, nuestros planes de futuro y los de presente, los paseos cogidos por las manos, las tardes a tu lado, es 3 de abril que cambió mi vida y espero que también la tuya, todos los te quiero dichos y los que no hacía falta decir, los te quiero en silencio y entre besos, las sonrisas que se hacían infinitas a tu lado, los te echo de menos estando solo un minuto separados... Joder, todo.

Si es que éramos preciosos, juntos, y podría seguir diciendo cosas, recuerdos, sentimientos... porque cada mínimo detalle y cada momento a tu lado era único y me hacía feliz, me hacías muy feliz con todo. Sobre todo a partir de ese 3 abril, ese viernes, esa última noche juntos y mi última noche allí, contigo.

Y ahora dime, después de todo esto y de estos meses separados,
¿lo recuerdas?

viernes, 24 de julio de 2015

Sesenta días.

Parece mentira que ya hayan pasado dos meses. Tan solo sesenta días. No me lo creo.
Sesenta días con sus respectivas noches, sin ti. Sin duda es todo un récord pero aún sigues doliendo. 
Me dueles.
Aunque no estés o al menos eso parezca yo te tengo muy presente, de un modo u otro, pero te tengo muy a dentro, en el fondo de mi corazón.
Te llevo tan a dentro que estoy segura de que aún tengo tu olor guardado en cualquier rincón de mi alma, al igual que aún recuerdo todas esas veces que tus dedos acariciaron mi piel estando completamente desnuda; o todos esos dulces besos que me fueron robados o no pero que más da, eran tuyos y tú me los robabas y yo me dejaba y eso era precioso; o todos los abrazos que me dabas cuando podías y no cuando los necesitaba pero cuando podías me dabas un montón por si acaso necesitaba alguno mientras estabas lejos.
Y así podría seguir y seguir aunque no debería pero aún tengo la necesidad de volver a todos los momentos pasados a tu lado, ahora en forma de recuerdos e incluso, de vez en cuando, tengo la necesidad de ponerme aquella corchea, aquel collar que me regalaste la primera vez que nos vimos. Aquel 27 de Diciembre cargado de primeras veces y de todo lo que nos quedaba por pasar juntos.
Pero, por suerte o por desgracia, hace dos meses (sesenta días) que todo pero absolutamente todo se acabó, entre los dos. A partir del 23 de Mayo ya no hubieron más primeras veces, ni caricias sobre mi piel desnuda, ni besos robados, ni abrazos cuando no los necesito. Desde ese día, entre tú y yo, no hay nada y eso, duele.
Como he dicho antes, al principio de este burdo intento de poema, texto, carta o confesión, llámalo como quieras; 
me dueles.

jueves, 23 de julio de 2015

Prólogo.

Allí me encontraba. Esperando, no sé a que o a quien, pero esperando me hallaba. En aquella gran habitación llena de todo tipos de lujos pero sacada del siglo  XVIII. No sabía muy bien porque me encontraba allí, sentada en la gran cama de aquella habitación. ¿Qué hacía en ese lugar? No tengo ni idea. Lo último que recuerdo es que estaba sentada en la orilla del río Sena. A partir de ese recuerdo todo se desvanece. No hay ninguna imagen clara ni un simple recuerdo nítido. Excepto esta habitación en la que me hallo.
Me levanto de la cama y miro por la ventana. París está de fondo tan bonita como siempre, aunque la noto algo cambiada. Me aparto de la ventana y me fijo en cada pequeño detalle con la curiosidad de una niña pequeña. Encuentro una pequeña estantería en la que hay solo unos cuantos libros. Escojo uno que es de un músico francés de hace siglos. Estoy tan embelesada con ese libro que el pequeño aleteo que hace un pequeño gorrión al entrar y posarse en la chimenea me asusta. Intento acercarme a él pero se percata de mí y sale volando pero dejando en la chimenea una pequeña pluma marrón. Un pluma de un pequeño gorrión. Recojo la pluma y me quedo pensativa, tan pensativa que me olvido de todo.
De repente la puerta se abre y...
... no entiendo nada pero, a la vez, lo entiendo todo.

miércoles, 15 de julio de 2015

Valentía y cobardía o tú y yo.

Valentía y cobardía siempre van de la mano
Como lo hacíamos tú y yo.
Yo en el papel de la valentía
Y tú, muy a mi pesar,
En el papel de la cobardía.

Yo era la valiente y la que quería luchar por todo,
Era la que creía en el (nuestro) amor
Y por eso quería luchar.

Me considero una romántica empedernida
Y a ti, sólo te considero un burdo intento de cobarde
Por ni siquiera luchar un poquito
Por el (nuestro) amor
Porque se supone que me querías
Sólo por eso, me merecía que quieras y que luches
(por mí o por lo nuestro, lo que quieras)
Por dejar de luchar,
Por tirar la toalla,
Por huir (a las faldas de tu madre),
Y por todo eso
Me dejaste
Sola,
Rota,
Destrozada,
Y sin respiración.
Pero sobre todo con el corazón dolorido y hecho añicos,
Con el alma rota y desamparada,
Y  el cuerpo destrozado  y  en soledad
Echando de menos tus besos, caricias y abrazos
Pero también todo lo carnal.

Cariño,
Todo eso duele.
Me dueles.