Ya estoy por aquí chiquitines, la espera por fin llegó a su fin y aquí me tenéis de nuevo. Cada viernes me tendréis por aquí con un poquito más de mí, con un pedacito de mi corazón. Nos leemos.

jueves, 23 de julio de 2015

Prólogo.

Allí me encontraba. Esperando, no sé a que o a quien, pero esperando me hallaba. En aquella gran habitación llena de todo tipos de lujos pero sacada del siglo  XVIII. No sabía muy bien porque me encontraba allí, sentada en la gran cama de aquella habitación. ¿Qué hacía en ese lugar? No tengo ni idea. Lo último que recuerdo es que estaba sentada en la orilla del río Sena. A partir de ese recuerdo todo se desvanece. No hay ninguna imagen clara ni un simple recuerdo nítido. Excepto esta habitación en la que me hallo.
Me levanto de la cama y miro por la ventana. París está de fondo tan bonita como siempre, aunque la noto algo cambiada. Me aparto de la ventana y me fijo en cada pequeño detalle con la curiosidad de una niña pequeña. Encuentro una pequeña estantería en la que hay solo unos cuantos libros. Escojo uno que es de un músico francés de hace siglos. Estoy tan embelesada con ese libro que el pequeño aleteo que hace un pequeño gorrión al entrar y posarse en la chimenea me asusta. Intento acercarme a él pero se percata de mí y sale volando pero dejando en la chimenea una pequeña pluma marrón. Un pluma de un pequeño gorrión. Recojo la pluma y me quedo pensativa, tan pensativa que me olvido de todo.
De repente la puerta se abre y...
... no entiendo nada pero, a la vez, lo entiendo todo.

3 comentarios:

  1. Deberias de dejar de perder el tiempo en escribir e intentar ser mejor persona...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Quizá no te gusta como escribo pero no estoy aquí para que se me juzgue como persona así que no lo hagas, quizá no sea la mejor persona del mundo ni la más buena pero tú, por poner este comentario en anónimo, tampoco lo eres.

      Eliminar
    2. Escribir nunca es perder el tiempo. Perder el tiempo es criticar a los demás sin aportar nada. Perder el tiempo es encontrar demasiado en otros y no ofrecer un gesto amable. Eso, es perder el tiempo. ZAIRA se puede permitir el lujo de no cultivarse como persona porque si de algo está sobrada, es de humanidad y saber hacer. Ella se rige por algo tan bello como son los pequeños detalles y por eso puede mostrarse con nombre, apellidos, amigos y una fantasía por compartir. Sin duda alguna, mucho más que una simple frase firmada en anónimo.
      Atentamente: un león rugiendo.

      Eliminar